A TRAVÉS DE SU GRACIA PRIORIZA
DOCTRINA
SAGRADA ESCRITURA
A TRAVÉS DE SU GRACIA
Escrituras​
Las Escrituras, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, son parte de la Santa Biblia. La Biblia está escrita por hombres divinamente inspirados (tanto verbalmente como plenaria). La Santa Biblia es inspirada por Dios, infalible y sin error. La Biblia es completamente suficiente para ser utilizada como instrucción diaria, para probarlo todo, y es una instrucción perfecta para vivir. (2 Timoteo 3:16-17) (1 Tesalonicenses 2:13)
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Dios
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Hay un Dios vivo y verdadero. Dios existe eternamente en tres Personas, el Padre, el Hijo y el EspÃritu Santo. Los tres son dignos de toda alabanza e iguales en atributos, perfección, gloria y coeternidad. (IsaÃas 44:6) (Deuteronomio 6:4) (1 Corintios 8:6) (Juan 10:30)
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El Señor Jesucristo se hizo hombre (siendo aún plenamente Dios) mediante la concepción del EspÃritu Santo y el nacimiento virginal de MarÃa. Vino para redimir a los pecadores y revelar a Dios. Nuestra redención se logró mediante la obra de Jesucristo. Jesús vivió una vida perfecta y sin pecado y voluntariamente entregó su vida en la cruz. Después de ser crucificado, resucitó (corporalmente) al tercer dÃa, lo que demostró ser plenamente Dios en la carne. El Señor ha resucitado y ahora está a la diestra de Dios. (Lucas 1:26-28) (Filipenses 2:6-8 ) (Juan 17:25-26) (Juan 12:44-50) (1 Pedro 2:22) (Juan 10:15) (1 Pedro 2: 24) (1 Juan 2:2) (Romanos 8:34)
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Creación
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Como se indica en Génesis, el universo entero fue creado por Dios en 6 dÃas (completos). Adán y Eva fueron personas reales creadas por Dios. La caÃda del hombre por el pecado de Adán y Eva fue un acontecimiento.
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La caÃda de los hombres
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​Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, sin embargo, el pecado entró en el mundo por un solo hombre (el pecado de Adán). A través de esto, la humanidad ha heredado una naturaleza pecaminosa y está completamente depravada y espiritualmente muerta. Debido a la forma en que Dios nos creó a Su semejanza, tenemos la capacidad y la habilidad potencial de conocerlo. (Génesis 1:27) (Romanos 5:12) (Salmo 51:5)
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Salvación y Seguridad eterna
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​La salvación es solo por gracia y fe (no basada en obras). A través de esa gracia, somos llevados al arrepentimiento. La salvación se completa mediante la regeneración del EspÃritu Santo y nacemos de nuevo. Somos justificados y hechos justos ante los ojos de Dios a través de Jesús nuestro Señor y Salvador. Él es nuestra defensa. (Efesios 2:8-9) (Hechos 20:21) (Tito 3:5) (Juan 3:3) (Juan 1:12) (Romanos 5:9)
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Nada ni nadie podrá quitarte la salvación. Una vez que eres hijo de Dios tienes salvación desde entonces y por la eternidad. (Juan 10:28) (Juan 3:16) (Romanos 8:38-39)​
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Justificación
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​​La justificación es el acto de Dios que declara a los hijos de Dios (creyentes) justos ante sus ojos. La justificación se muestra en los frutos del creyente, como el arrepentimiento constante, la fe en Cristo y la obra de santificación. La justicia de Cristo es imputada a los creyentes. (1 Corintios 6:11) (Romanos 5:18-19) (2 Corintios 5:21)
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La Iglesia
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La iglesia es un cuerpo de creyentes o personas que han confiado y puesto su fe en Cristo. Cristo debe ser la cabeza de la iglesia y la iglesia es la novia de Cristo. Creemos que la iglesia es un recipiente para que se realice la obra de Dios. Además, que los creyentes utilicen sus dones espirituales para edificar la iglesia. (1 Corintios 12:12-13) ( Efesios 5:22-33) (1 Pedro 4:10-11)
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Mujeres en el Ministerio
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A las mujeres no se les permite enseñar en un puesto de pastor ni enseñar a hombres. Sin embargo, las mujeres deben participar en el servicio a la iglesia a través de sus dones espirituales y compartiendo el evangelio (como se nos ordena a todos que hagamos). Además, las mujeres pueden discipular y enseñar.mujer (es decir, estudios bÃblicos para mujeres, podcasts para mujeres, etc.). (Corintios 14:34-35) (1 Timoteo 2:11-12) (Marcos 16:15) (Tito 2:3-5)
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Separación BÃblica
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​Creemos que debemos separarnos del mundo y no reflejarlo (para evitar traer reproche a nuestro Señor y Salvador). Separarnos de las prácticas mundanas. (Romanos 12:1) (1 Juan 2:15-17)
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